La economía pujante de la región quedó contra las cuerdas, con extensiones agrícolas inservibles y fábricas paralizadas. “Nunca hubo unas pérdidas como ahora”, dijio el presidente de la Federación de Agricultores de Rio Grande do Sul, Gedeao Pereira.
Con el agua al cuello, las empresas del sur de Brasil buscan resistir: “Hay una destrucción generalizada”
